Hoy en día la forma habitual de aprovechar el viento para convertirlo en energía eólica es mediante el empleo de aerogeneradores de eje horizontal. Cada aerogenerador consiste básicamente en un rotor a barlovento, dotado normalmente de tres palas con diseño aerodinámico, que capta la energía del viento y la transforma en energía mecánica de rotación.
El movimiento rotacional se transmite a través de un eje y varias etapas multiplicadoras a un generador –generalmente síncrono o asíncrono doblemente alimentado- cuya función es la producción de energía eléctrica. Todo ello se ubica sobre una góndola o bastidor, anclado en una torre o fuste.
Los parques eólicos, tanto en tierra como en mar, están formados por una serie de aerogeneradores que captan la energía cinética del viento para su transformación en energía eléctrica. La energía eléctrica producida por cada uno de los aerogeneradores, normalmente a media tensión, se transporta por vía subterránea a una estación transformadora que eleva su tensión y posteriormente, mediante una línea de evacuación, se inyecta en la red de distribución o de transporte en el punto de conexión.
Los aerogeneradores habitualmente se disponen en filas, perpendiculares a la dirección del viento predominante, separados entre ellos unos tres diámetros de rotor. Con esta separación se evita que las turbulencias provocadas en el viento por cada máquina afecten al resto de aerogeneradores. Por la misma razón, la separación entre filas paralelas de aerogeneradores suele ser superior a siete diámetros de rotor.
Existen otras aeroturbinas, según su tipología: de eje vertical, con dos palas, multipalas, con rotor a sotavento; con tamaños muy distintos: desde pequeños aerogeneradores de menos de un metro de diámetro y potencias inferiores a 1 kilovatio hasta enormes máquinas de más de 100 m de diámetro y más de 5.000 kW de potencia nominal; las hay situadas tierra adentro, en línea de costa o mar adentro.
Todas ellas se emplean para generar electricidad a gran escala o para suministro eléctrico de viviendas aisladas, para bombear agua o, en un futuro cercano, para generar hidrógeno o desalinizar agua de mar.
El potencial de la energía eólica
Aproximadamente el 2 % de la energía que llega del sol se transforma en energía cinética de los vientos atmosféricos. El 35 % de esta energía se disipa en la capa atmosférica a tan solo un kilómetro por encima del suelo. Del resto, se estima que por su aleatoriedad y dispersión solo podría ser utilizada una treceava parte, cantidad suficiente para abastecer 10 veces el consumo actual de energía primaria mundial. De ahí su enorme potencial e interés.
Fuente | IDAE
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